Debiste haberme dicho que me amabas.
Ya no.
Ya los árboles no crecen en mi orilla.
Ya no brinco las piedras.
Ya no lleno el aire de alegría con mis notas.
Ya no sacio la sed del viandante.
Ya no doy frescura mágica a los niños.
Ya se secó mi cauce.
Ya se gastó en lágrimas.
Debiste haberme dicho que me amabas.
Ya no.