La noche de San Juan o el solsticio de verano

La palabra Solsticio viene del latín y significa “Sol quieto”. En este momento del año, el sol se sitúa sobre uno de los dos trópicos. El hemisferio Norte está más cerca del sol (solsticio de verano) y el Sur más lejos (solsticio de invierno). Esto ocurre entre el 21 y 22 de junio aproximadamente.

El solsticio de verano, llamado en la antigüedad “Puerta de los Hombres” se celebra desde hace 5000 años aproximadamente. Los antiguos griegos creían que el sol mermaba cada día porque penetraba en la dimensión del hombre iluminándolo internamente. Esta cultura entendía que el hombre solo puede llegar a la luz mediante la introspección, cruzando la puerta del inconsciente.

Más tarde, la mitología romana hablaba de las Puertas Solares como las dos caras de Jano, dios que simboliza la transición del pasado al futuro, o de la vida a la muerte y el renacimiento.

Muchas culturas han celebrado y siguen celebrando este fenómeno porque el sol es para todo el mundo principio de vida, existencia y continuidad.

Los celtas, a través de sus sacerdotes, los druidas, encendían hogueras buscando la bendición para las tierras, los frutos, los enamorados y fertilidad para las mujeres.

En México, los aztecas celebraban rituales para que la renovación de los fuegos ayudara a la tierra y a los hombres a respetar los ciclos y obtener salud y buenas cosechas.

En Perú, en la explanada de Sacsahuamán, cerca del Cuzco, se invoca al astro rey antes de su salida, a través de grandes fogatas.

En la India, el solsticio de verano es una puerta que conduce al interior y aseguran que algunos chamanes pueden leer el futuro en las llamas. Las cenizas de las hogueras que se hacen en el solsticio, se conservan todo un año.

En África del norte, también se hacen hogueras en lugares que consideran que necesitan purificación. Arrojando al fuego hierbas medicinales, ahúman utensilios, herramientas y objetos personales, para matar en ellos virus y malas energías Seguidamente saltan siete veces por encima de las brasas para purificarse. Es una tradición que viene de la cultura pre-islámica, ya que actualmente su calendario es lunar.

La tradición cristiana celebra la fiesta de San Juan el 24 de junio, adaptando así el culto pagano a las enseñanzas bíblicas. San Juan Bautista fue precursor de Jesús, anunciando una nueva fe basada en el poder del sol interior. Esta fiesta ve al sol como astro que permite la vida a los humanos y la naturaleza. Aunque también recrea la magia, es decir, cruzar una puerta para pasar de una realidad a otra, pudiendo dejar atrás todo lo viejo, a través de arrojar a las hogueras todo lo inútil, lo negativo, lo que nos lastra, para poder renovarnos.

En estos días suele recolectarse diversas plantas medicinales tales como el hipérico o hierba de San Juan, la Manzanilla, la Artemisa, la Milenrama, el Sauco, el Gordolobo, el Espliego, el Romero, el Tomillo y otras, cuyas propiedades medicinales aumentan por la especial radiación del sol en el solsticio y también por el rocío solsticial.

Esta antigua fiesta del solsticio de verano, se sigue celebrando en innumerables lugares del planeta y las costumbres son muy similares. Se encienden hogueras y en algunos sitios se complementan con baños al amanecer, como si fuera un ritual de bautismo, para limpiar las emociones, para después dar tres vueltas en sentido contrario a las manecillas del reloj, alrededor de la hoguera. Para terminar, se salta por encima de las brasas, entonando algún mantra u oración de transmutación. En la fogata, además de quemar enseres viejos, se queman intenciones escritas en un papel.

Catalunya no es una excepción y celebra la Revetlla de Sant Joan la noche del 23 de junio. Además de encender hogueras con muebles viejos y de seguir los rituales de baños (donde hay playa) y saltos de la hoguera, se tiran fuegos artificiales, se brinda con cava y se come la Coca de Sant Joan, una especie de torta de harina, huevos y azúcar, adornada con frutas confitadas.

Mucho más catalana es la tradición de encender la Flama del Canigó.

El Canigó es la Montaña encantada y símbolo de unidad e identidad, que nos trae un mensaje de paz y amor al pueblo catalán que ama su cultura, su lengua, sus costumbres y tradiciones.

Desde el año 1955, se transportan fajos de leña de toda Catalunya a la cumbre del Canigó para ser quemados durante toda la noche. El fuego puede verse desde la llanura y estas llamas se llevan a cualquier parte de Catalunya, incluso a otros lugares de Europa para encender hogueras de comunidades de catalanes. Desde el año 1964 hay una “Flama del Canigó” que continúa encendida y expuesta en el Castellet, en Perpignan.

Ayer, lunes 23 de junio, la flama del Canigó llegó al Parlamento autonómico catalán, como es tradición. Con ella se han encendido los quinqués que llevan la llama a todos los rincones de Catalunya. Núria de Gispert afirmó que «la flama del Canigó representa la fuerza de un pueblo en marcha, organizado, que quiere decidir su futuro colectivo, explicando a los niños que se han acercado al Parlament que es una luz que nos indica por dónde tenemos que ir»

El día de Sant Joan, es la Fiesta Nacional de los Países Catalanes.

 

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