Hoy puede ser un gran día y mañana también.

-Puede que Vázquez exagerase-dijo-, pero de todas maneras, a mí me ha salido la hoja roja en el librillo de papel de fumar, eso es. Había en sus pupilas estremecidas un trasfondo de complacencia. Añadió con un hilo de voz: quedan cinco hojas.

(La Hoja Roja de Miguel Delibes, 1920-2010)

La metáfora de Miguel Delibes que compara el ya abandonado “librillo” de papel para liar cigarros con la vida humana, me parece muy adecuada. Cuando se llega a la hoja roja, se está recibiendo la señal de que el tiempo que queda es limitado. Lo cual no quiere decir que a partir de ahí las personas debamos ponernos a rumiar cuándo y cómo sucederá lo inevitable, sino todo lo contrario. Ese es el momento de enriquecer lo que nos queda de vida haciendo lo que no hicimos o reforzando nuestra realidad, si estamos satisfechos con la misma.

Probablemente cuando llega la hoja roja es tiempo de jubilarnos. Hace mucho que la jubilación dejó de ser el final de nuestra vida. Afortunadamente si durante nuestra vida productiva hemos pensado en la jubilación, esta no será sino un premio al esfuerzo laboral de los años.

Sin embargo, mientras que la jubilación es positiva para unos,  para otros significa la pérdida del rol funcional y por ende, la incertidumbre de no saber en qué ocupar el tiempo, situación que, en algunos casos, puede producir problemas psicológicos.

Las investigaciones coinciden en que el nivel de estudios condiciona la forma en que se vive esta etapa: a mayor nivel educativo, menor ansiedad y depresión. El nivel educativo se convierte en un factor protector y también lo hacen el ocio, la socialización y la práctica de algún deporte o ejercicio.

McGoldrik y Cooper (1985) determinaron en sus investigaciones que la jubilación no tiene efectos negativos sobre la salud. Pero, no es así para todas las personas. Dedicamos nuestra vida a trabajar y el trabajo está valorado socialmente;  luego, cuando se deja de trabajar puede venir una infravaloración, ya sea propia, ya sea de la sociedad en la que se desenvuelve el individuo. Además de la educación hay dos factores que influyen positiva o negativamente en el grado de adaptación a la jubilación: la salud, y la posición económica del individuo. Mientras mejores sean ambas, más probabilidades hay de que el nuevo estado no sea traumático. En cuanto a la autoestima,  en la jubilación la persona toma conciencia de su edad  y esta entrada oficial en la vejez  puede influir de forma negativa en el nivel de autoestima, sobre todo si está fundamentada en el trabajo y los logros laborales o financieros.

Pensar sobre el envejecimiento desde una óptica no fatalista, sino preventiva, asumiendo que las potencialidades de las personas requieren de circunstancias adecuadas que favorezcan el desarrollo personal y la calidad de vida en la que tengan lugar proyectos y deseos, es la forma más adecuada de irse adentrado en esa etapa inevitable.

Ante todo lo anterior, es importante tener en cuenta que el equilibrio es una característica clave para la jubilación. Y para que haya equilibrio en la vida de una persona, esta debe preocuparse por tener armonía entre: actividades, trabajo voluntario, cursos de educación para adultos, hacer ejercicio y otros.

A continuación lo que podría ser una calificación de los jubilados que no pretende ser exclusiva.

  • Los continuadores mantienen el contacto con sus habilidades y actividades del pasado, pero las modifican para adecuarlas a la jubilación, a través de trabajo voluntario o trabajo a tiempo parcial en su campo de actividad anterior.
  • Los aventureros inician nuevas actividades o aprenden nuevas habilidades no relacionadas con su trabajo anterior, como aprender a tocar el piano o trabajar en algo totalmente nuevo.
  • Los buscadores aprenden por ensayo y error, en su búsqueda por algo adecuado; todavía no han hallado su identidad ahora que están jubilados.
  • Los despreocupados disfrutan del tiempo sin obligaciones y les agrada dejarse llevar por la corriente en lo que a su cronograma diario se refiere.
  • Los espectadores involucrados mantienen un interés en el campo de trabajo anterior pero asumen roles diferentes, por ejemplo un miembro de un grupo de presión que se transforma en un fanático de las noticias.
  • Los retraídos se deprimen, se apartan de la vida y se dan por vencidos en la búsqueda de un nuevo camino.

Antes de llegar a la hoja roja, es el momento adecuado para pensar qué tipo de jubilado nos gustaría ser y  trabajar para que ocurra lo que queremos para el último período de nuestra vida. Algunos ejercicios de reflexión interesantes para preparar nuestra jubilación pueden estar basados en:

  • De qué voy a jubilarme o de qué no quiero jubilarme.
  • Hacer una lista de lugares, actividades y personas que nos nutran y refuercen.
  • Hacer un nuevo Currículo basado en un análisis FODA: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas y estableciendo los objetivos que se desearían alcanzar.
  • Reforzar y fomentar las relaciones sociales.
  • Involucrarse en aquellas actividades que además de suponer una vinculación social, activan y mantienen las capacidades intelectuales y emocionales.
  • Realización de actividades individuales o grupales.
  • Desarrollo del propio proyecto de vida.

La clave está en buscar cuáles son las motivaciones para seguir viviendo con intensidad. Cultivar las aficiones propias que se han dejado olvidadas, o a las que uno no ha podido dedicarse suficientemente con anterioridad.

El objetivo para prepararnos para la jubilación es mejorar nuestra calidad de vida, es decir, llegar a experimentar un sentimiento de bienestar psicofísico y socioeconómico en el que influyen tanto los factores personales o individuales (salud, independencia, satisfacción con la vida, autoestima) como los factores socio ambientales. Este proyecto de vida debe ser lo suficientemente flexible como para hacer cambios, si las circunstancias lo requieren.

Tendremos la vejez que preparemos durante nuestra vida. Si la base existencial es sólida nos sostendrá hasta el final, si por el contrario llegamos a la tercera edad con unos cimientos que tienen que ver más con lo exterior que con lo interior, poco a poco iremos quedando vacíos.

2 respuestas a «Hoy puede ser un gran día y mañana también.»

  1. Quizá porque estoy justamente en el umbral de mi hoja roja, me encuentro magníficas estas reflexiones. Me parece buena idea llevar esto a uno de los Diarios nacionales, para beneficio de muchas otras personas que llegan a su edad de jubilación. Además, está escrito en un lenguaje muy pedagógico.

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